Golpear al Miedo

Un acercamiento a las Artes Marciales Filosóficas
por Juan Rivas
El proceso de "occidentalización" de las ArtesMarciales
El gran crecimiento que han experimentado las Artes Marciales en el último siglo y su expansión a nivel mundial, ha resultado en un proceso de absorción de sus ideas y técnicas por estructuras y métodos occidentales.
Siguiendo la inexorabilidad de los procesos históricos, esta adaptación se alineó con la transformación colectiva que occidente desarrolló en los siglos XIX y XX. Durante estos años, el auge de la corriente materialista estrecha drásticamente los horizontes de lo "real" a manera de un estricto filtro que sólo permite pasar el umbral del mundo de la razón a aquello que cuadre en sus criterios y reglamentos de manera perfecta e inequívoca. Evidentemente las Artes Marciales no serán la excepción al fenómeno y llegarán al "nuevo mundo" a través de estructuras ya establecidas a las que tendrán que amoldarse para completar el pasaje.
Si bien esto no es más que un breve resumen, en este curioso pero decisivo salto cultural, las Artes Marciales "occidentalizadas" pierden su esencia, el espíritu que les dio origen y la sangre que sustentó su vida a lo largo de siglos.
Hoy en día, si bien es común asociar la tradición marcial de oriente con la filosofía e inclusive el misticismo, esta asociación es finalmente tan vaga y general que no repercute en métodos de práctica concretos derivados de ella.
Para rescatar el espíritu original de las Artes Marciales y redescubrir el secreto que guardan como camino de transformación, se hace indispensable recurrir a visión y práctica filosófica.

¿Por qué filosofía para las Artes Marciales?

Esencialmente, el concepto se centra en que para profundizar la práctica de una arte marcial, es indispensable que el practicante realice paralelamente a su entrenamiento, un proceso de autoconocimiento permanente y que debe ser tomado con tanta o más seriedad que el entrenamiento en si mismo.
Esta es la diferencia clave que hace insalvables las distancias entre los antiguos guerreros y los artistas marciales de la actualidad. El exclusivismo que ganaron las técnicas sobre sus fundamentos filosóficos cortaron una parte de la preparación del discípulo que le impide avanzar en su desarrollo más allá de un cierto punto que será su obstáculo definitivo si no se propone llevar el desafío al siguiente nivel: el combate consigo mismo.
A pesar de lo que pudiera pensarse no es del todo obvio para cualquier practicante de artes marciales el echo de que en un combate el primer enemigo a vencer (y el único que tiene sentido en última instancia) son las propias limitaciones, vicios y trabas; y frente a la ignorancia y el desconocimiento de esas limitaciones y obstáculos, es muy poco lo que se puede hacer para superarlos.
Está claro que esto no es un secreto, pues esta idea está bastante difundida dentro de lo que se podría llamar el "folklore" marcial, pero en la enorme mayoría de los casos no se trata de manera específica sino, como decía anteriormente, como un concepto vago y sin aplicación directa.
Este es un punto muy importante, pues de la misma forma que la práctica técnica de un Arte Marcial no se trata de simplemente juntarse con otras personas a darse golpes para ver lo que va sucediendo y qué cosas tal vez se aprendan o incorporen con el tiempo; sino que muy por el contrario, existen prácticas concretas para cada etapa del aprendizaje, que se adaptan a las posibilidades del discípulo y que, sobre todo, apuntan a obtener o desarrollar una capacidad o habilidad específica que le es indispensable para avanzar en el camino de su entrenamiento; asimismo el estudio filosófico y el conocimiento de sí mismo deben adoptar una tónica similar para obtener resultados que se pueden medir como reales en la medida en que se vuelvan útiles en lo cotidiano, y por extensión, en el entrenamiento marcial.
En consecuencia, para obtener una aproximación completa y global al auténtico espíritu de las Artes Marciales, una escuela debe ser, por definición, filosófica y debe disponer de los medios para incorporar la filosofía como parte del entrenamiento marcial para aquellos practicantes que estén dispuestos a dar el siguiente paso y utilizar las Artes Marciales no como un mero divertimento sino, haciendo honor a los Ideales de aquellos que las generaron y promovieron en el pasado, como una vía para la conquista de uno mismo.
 Naturaleza guerrera de la filosofía
El mayor obstáculo a vencer para que un practicante de combate deportivo se acerque a esta "nueva" (no por novedosa, sino por renovada) visión de las Artes Marciales, radica en el muy extendido prejuicio que ha ganado a la filosofía en toda nuestra cultura: que se trata de algo aburrido, lento, innecesariamente complicado, y que de ninguna manera aportará nada a un entrenamiento marcial.

Sin embargo al tomarse el trabajo de quitar los prejuicios y aproximarse a la filosofía y a los filósofos, se encontrará que aquellos que con sus obras y sus enseñanzas han vencido al tiempo y sobrevivido a todas las épocas y paradigmas, vivieron sus vidas como guerreros absolutamente comprometidos con su pensamiento, de la forma más intensa y dispuestos a llevar adelante sus ideas sin importar los enemigos que hubieran de enfrentar y ni siquiera si ponían con ello en riesgo sus propias vidas.
 Platón, Confucio, Epicteto, Buda, Marco Aurelio, Séneca, Giordano Bruno...
 Todos ellos son sólo algunos ejemplos de verdaderos guerreros que proponen vivir la vida como un desafío, apelando al valor, la fuerza y la inteligencia para no temer ni esquivar el combate y ponerse a prueba en lo difícil y estar donde sólo los guerreros se atreven a estar y hacer lo que sólo los guerreros se atreven a hacer.

La filosofía será aburrida para quién no se tome el trabajo de buscarla detrás de los prejuicios que hoy la ocultan. La filosofía será la más grande de las aventuras para quién tenga el valor de acercarse a ella y vencer la inercia de la costumbre y la cotidianidad para poner en práctica sus enseñanzas.
 El aporte concreto de la Filosofía a las Artes Marciales 
La práctica de un arte marcial evidentemente pone al discípulo frente a sus limitaciones físicas, pero también lo pone frente a sus limitaciones psicológicas, sobre todo de tipo emocional. Y mientras que para el primer caso se cuentan con técnicas y prácticas para irlas superando de forma gradual, metódica y controlada; en el segundo se espera que el practicante, sólo y por sus propios medios, vaya resolviendo sus trabas y conflictos.

Aquí la filosofía le imprime a las Artes Marciales su aporte fundamental. La filosofía enseña que el hombre es un ser complejo en el que coexisten distintos tipos de características con sus propias necesidades e intereses. Desde un punto de vista útil al entrenamiento, podemos decir que todos tenemos un componente físico, un componente energético, un componente emocional y un componente mental. No todos funcionan de la misma manera ni reacción igual frente a un mismo estímulo y esto es algo muy interesante para observar en uno mismo en ocasión de un combate, puesto que cada una de estas partes sigue un proceso distinto de las otras y que debe ser hábilmente manejado por el individuo para tener el control de la situación. Conocer las principales características de estos elementos componentes, la naturaleza específica de cada uno y su respuesta frente a los estímulos, otorga todo un nuevo y enorme campo de trabajo y perfeccionamiento que la sola práctica técnica jamás alcanzará.

A partir de este punto las posibilidades de profundizar llegan hasta donde se quiera. Buscar el origen del miedo dentro de este esquema nos llevará por insospechados caminos y por la posibilidad de poner en práctica el control de ésta y muchas otras emociones como son la ira o la inseguridad, en la práctica dentro del Dojo y mucho más aún, encontrar verdaderos resultados.
Uno practica patadas y golpes porque entiende que son herramientas que nos vuelven más poderosos, en el ultérrimo sentido en que nos permiten hacer más cosas. Conocerse a uno mismo a través de la filosofía puede funcionar de la misma manera y lo arriba mencionado no pretende ser una explicación sino sólo una muestra de que el estudio de la filosofía no sólo no se contradice con la práctica de un Arte Marcial sino que le permite llegar a un nivel que, separada de ella, nunca alcanzará.

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